Aclarando las cosas

Una conversación sobre nosotros. No recuerdo quien la inicio pero creo que ambos le dimos mucha importancia. Surgió un pequeño problema en la reunión de una amiga a la que asistimos los dos.

Yo estoy acostumbrada a desinhibirse bastante en las fiestas (sin los efectos del alcohol). Sin embargo, es un problema que entiendan mi comportamiento, y no lo relacionen con el consumo de alcohol, en una fiesta llena de licor y con el chico que me gusta paseando por mis ojos. En fin, la reunión se llevó a cabo y yo no estuve cohibida ni un solo instante. Eso contribuyó exageradamente a que surgieran intrigas y palabras malintencionadas que me hicieron recordar que soy una mujer dependiente del amor y del sufrimiento masoquista para sentirme viva. Una chica que, cuando escucha un “hola” del chico que le gusta, escucha también un “te amo”; y, aunque soy consciente de mi alucinación, eso no impide que me entusiasme mucho.

Con toda esa introducción, no es difícil imaginar mi entusiasmo en la fiesta. Pero lo que realmente empeoró todo es que mi personalidad el resto del año es muy calmada. En fin, surgieron mil ideas e hipótesis de por qué estaba asi y las personas que medianamente me conocen apostaron por mi desenfreno por el amor.

Muy vergonzoso que después de unos días me molesten por mi exagerado entusiasmo; sin embargo, no pude ni imaginar que también lo molestarían a él. Y él mismo fue el que me dio la buena nueva. ¡Que vergüenza! ¿Dónde quedó la biblia Cosmo/bendita? ¿Dónde quedaron los tips para ser discreta? 

Supongo que la discreción se fue desprendiendo de mí en cada paso alocado que emprendía en la pista de baile. Pese a todo el espectáculo (del cual aún no me arrepiento), todavía había una pequeña esperanza. Hasta donde yo sabia, él no tenia poderes síquicos; asi que, sin pensarlo mas, podía demostrar mis dotes de actriz y negarlo todo. Pero ¿Qué era lo que debía negar? Yo tampoco sabía lo que pasaba por sus rulos desaliñados pero irresistiblemente perfectos para mí. No lo sabía y estaba segura que no lo iba a saber.

Una amiga siempre me decía: “cuando no sepas que decir, solo di la verdad”. Recordando esa frase entendí, que si no soy mentirosa es porque nunca se con exactitud lo que quieren oír los demás.

Y sin gloria, dije la verdad:

-“Esa noche estaba empilada contigo.” -

Y agradecí la vida entera de que existieran jergas que nadie sabia con exactitud lo que significaban para poder intentar tapar los latidos de mi corazón con una indiscreta sonrisa.
 
Pero su reacción fue de lo más inesperada para mi; él se “recontra” sorprendió y me explicó que:

-"él también estaba empilado conmigo."-

En ese momento, quería ir a matar a todos los abanderados del estudio del idioma por argumentar que el lenguaje esta vivo por eso cambia y aparecen nuevas palabras… bla bla bla… Lo que me había salvado ahora me hundía. ¿Qué quiso decir? ¿Qué dije yo? ¿Qué pensó él que dije? ¿Quería un agarre? ¿Quería divertirse?

Terminamos de conversar cuando vimos la hora y yo tenia que regresar a casa (maldito reloj). Lo último que me dijo fue: - pensé que estabas molesta conmigo porque me porte un poco sobrado pero ya sabes que no quiero malograr las cosas contigo. Me gusto conversar y aclarar las cosas... -

Mientras me decía eso yo no podía poner una cara más tonta. Pero era un lindo gesto que le de importancia y tratara de aclarar las cosas. Por eso, recién cuando estaba pasando a mi casa, me percate de sus palabras y pensé: ¿ACLARAR LAS COSAS? para mi están igual de enredadas. No entendí en que había quedado la conversación. Quise salir corriendo tras su carro y decirle: ¿Qué demonios hemos aclarado?¿Que tienes en la cabeza pedazo de idiota para creer que entiendo algo de lo que ha pasado? 
  
Sin embargo, el poco sentido común que todavía conservo me detuvo y esperaré a que haya otra oportunidad o que decida el tiempo. Por lo menos uno de los dos sabe lo que esta pasando. Y esa noche yo creo que fui la mujer más estúpida en nuestra hermosa Lima.